martes, 17 de septiembre de 2024

Asertividad

    Los estilos de comunicación pueden ser pasivos (se acomoda, evita, suprime), agresivos (abusivo, dominante, forzador) o enérgicos (colaborador, integrador).
La asertividad es el mejor estilo para los directores de enfermería y el único que deben promoveren su personal. Sin embargo, existen obstáculos que las enfermeras deben superar para conseguir la asertividad. 


    El obstáculo más generalizado es la socialización del rol del sexo femenino. Mientras que los hombres se caracterizan con frecuencia como agresivos, competitivos, independientes, objetivos, analíticos, orientados a la tarea, confiados, autodisciplinados y emocionalmente controlados, se supone que las mujeres son pasivas, dependientes, subjetivas, intuitivas, empáticas, sensibles, orientadas a las relaciones interpersonales, débiles, inconsistentes y emocionalmente inestables (Aphrodite Women’s Health, 2005; Seventh District’s Distance Learning Center of Excellence, 2007).

    El proceso de socialización de la enfermería y la naturaleza de la enfermería son obstáculos adicionales. Tanto las escuelas de enfermería como las instituciones de atención sanitaria suelen tener jerarquías organizadas con concentración de la autoridad y el poder en cumbre. Esta disposición suele favorecer el cumplimiento y la conformidad. 

    A las enfermeras se les ha enseñado el valor del sacrificio, la humildad y el servicio a los demás. Se les ha enseñado a no expresar sus pensamientos y sentimientos. Aunque su labor conlleva cuidados físicos íntimos, se les enseña a no comprometerse emocionalmente con los pacientes. Las enfermeras han sido socializadas en un papel subordinado. Se espera que cumplan las órdenes del médico y que sean profesionales, pero no reciben el mismo reembolso económico por su formación y sus responsabilidades. 



   Se espera que las enfermeras formen parte del equipo de atención sanitaria, pero no se les permite tomar decisiones ni diseñar estrategias. Suelen mantenerse tan ocupadas que ignoran sus propios derechos. Además de esos problemas de competencia entre los roles del hombre y la mujer, las enfermeras se enfrentan a problemas de relación entre mujeres. Los hombres son más competitivos con las mujeres que con otros hombres, y las mujeres son más competitivas con las mujeres que con los hombres. 

En consecuencia, los intentos de desarrollar sistemas de soporte para las enfermeras no suelen tener éxito. Por el contrario, es probable que surja el síndrome de la abeja reina y el de recogida de basura.

La abeja reina se identifica con los hombres, le gusta que le digan que es diferente de las demás mujeres y se siente superior a otras mujeres. La abeja reina suele trabajar muy duro para conseguir el éxito en una sociedad dominada por los hombres. Probablemente, necesita ser colaboradora y no amenazante para obtener y conseguir su posición de éxito. La abeja reina siente probablemente poca animosidad hacia el sistema y hacia los hombres que le permitieron triunfar. Así pues, es probable que se identifique con sus colegas varones en lugar de con otras mujeres. Sin embargo, protectora de su propia posición y del alto precio que paga por tenerla, no facilita el éxito de otras mujeres (Wiseman, 2003).


El síndrome de recogida de basura es una forma de asesinato de carácter que divide a las mujeres y las enfrenta unas contra otras. Es autodestructivo y conduce a ira impotente. En vez de exponer los desacuerdos para resolver las diferencias, la recogida de basura se hace para destruir. Se puede hacer cara a cara o por la espalda, en público o en privado. Pone en duda los motivos propios, destaca la inutilidad y quebranta la integridad. La víctima puede ser ignorada, o cualquier cosa que dice o hace puede ser interpretada de la forma más negativa. Las expectativas no realistas aseguran el fracaso del otro. El recogedor de basura puede suministrar información errónea a los otros sobre lo que la víctima hace o piensa, o mentir sobre lo que los demás piensan de la víctima. 


Cualquiera que sea el método empleado, resulta manipulador, deshonesto y destructivo. Las mujeres en general y las enfermeras en particular necesitan darse cuenta de lo que están haciendo a los demás, comprometerse a proporcionar soporte en vez de tener un comportamiento destructor, aprender a analizar la comunicación interpersonal y aprender a comportarse con firmeza.



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